Powered By Blogger

lunes, 24 de junio de 2013

La muerte de una cucaracha.

Es un sonido ruidoso, particularmente molesto y de reconocerlo enseguida (o no tan enseguida) es nauseabundo (no importa cuando, siempre resulta nauseabundo). La sensación es igual de desagradable, podría decirse que el crujido no solo se escucha sino que también se siente; la vibración bajo el pie es incomoda, incluso al sentirlo levantamos un poco el pie como de haber pisado algo que te ha lastimado. No es algo realmente cotidiano (espero que no lo sea para usted) pero si es algo que hemos hecho mas veces de las que quisiéramos. Como sea, no es que la muerte de una cucaracha sea algo muy importante para andarlo mencionando o describiendo con mucho detalle; pareciera que al morir a la cucaracha tampoco le importa tanto. ¿Y como o porque habríamos de molestarnos en pensar en eso? ¿por que nos iba a preocupar algo así? Como saberlo, no somos la cucaracha. Otro asunto igual de desagradable e inútil es pensarse uno como una cucaracha, son insectos insalubres y transportadores de enfermedades, simplemente horribles; ¿quien se iba imaginar siendo una cucaracha habiendo osos, águilas, tiburones, etc? Aun menos pensarse cucaracha cuando se es una cucaracha aplastada. Pobre cucaracha, si lo piensan bien ella no decidió nacer cucaracha, aun menos hacer lo que una cucaracha hace; solo responde a sus instintos, al de supervivencia sobre todo; y entonces se pone a pensar uno que quizás si le importe vivir. Porque huye y se esconde al sentir el peligro; para ellas todo parece peligroso, incluso la luz. 

Si lo piensa bien, usted si es la cucaracha, al menos hay asuntos que son una cucaracha para usted, yendo por ahí, creyendose importante, evitando ser pisado, huyendo de la luz, del ruido, de la incomodidad, y no es hasta que los pisamos que nos damos cuenta de lo desagradable que son. Y quizás no parezcan importantes a simple vista, solamente desagradables, pero por alguna razón llevamos esas cucarachas con nosotros; esas actitudes, esas manías esas cosas de las que nos creemos tan alejados, que hemos superado, que sabemos manejar tan bien. Pero no; como la cucaracha, vive con nosotros y ni siquiera nos hemos dado cuenta, hasta que un día, así de pronto, en el lugar menos esperado, aparece una cucaracha muerta.

viernes, 21 de septiembre de 2012

Como escribir una carta.

Para empezar a escribir una carta se necesita la necesidad de decir algo, esa sensación interna de querer poner en las nubes una idea para que todos puedan verla. Sin embargo una carta es personal, se dirige solo a esa persona en la que piensas al escribirla; entonces ¿porque divagar?¿porque no empezamos diciendo TE AMO?... no funcionaria.

Para empezar a escribir una carta se necesita un destinatario. Ya lo tengo. Ya la tengo. No, la perdí. Podría escribirle decir mil cosas, no importaría... y sin embargo sigo escribiendo esta carta.

Necesitas enfocar cada emoción en tu destinatario y describir por completo el mundo que te rodea, debe saber que vives, que piensas y como has llegado al momento justo en que escribes cada linea. Cada palabra es importante en una carta, es como si estuvieras ahí diciendo lo ultimo que le dirás, no hay manera de corregir mal entendidos, no hay manera de que piense exactamente como tu. Solo puedes tratar lo mejor que puedas de envolverla en tus pensamientos y desear que interprete el texto tal y como lo has planeado. Fallaras, pero para eso están los "posdatas".

Necesitas pues lápiz y papel, pluma y papel, papel e imaginación, imaginación y tiempo, tiempo... el tiempo que le dedicarías normalmente. Con el lápiz puedes corregirte, regresar volver a pensar; puedes ensayar con un lápiz tus mejores trazos, puedes gritarle todo lo que te molesta borrarlo y encima decir cuanto la amas. La pluma es permanente, tendrás que quemar todo aquello que no te ha gustado porque las papeleras pueden ser traicioneras; pero una pluma denota seguridad un "Te Amo" virtualmente permanente en una hoja que seguro guardara para siempre. El papel es tu lienzo, es tu boca y cada palabra saldrá de ahí y cuando lo lea sera tu voz la que escuche salir de esa hoja.

La imaginación te llevara lejos, así que debes atar tu mente a un árbol fuerte porque volaras y no querrás llegar a los confines de la paranoia. Imagina tu futuro, recuerda tu pasado, vive con tu destinatario el presente.

Y tomate el tiempo. Usa el lápiz, la pluma, la hoja... deja volar la imaginación anclada en la seguridad. Déjala al sol, que se escurra y se seque. Leete en voz alta y piensa "¿esto es lo que quiero decir?"... ¿no?, vuelve a empezar.

Para escribir una carta, necesitas un lector. Alguien que disfrute tus palabras escritas, igual o mas que las palabras habladas. Necesitas un lector que te de tiempo, si te da tiempo te presta atención y la atención de leerte es respeto. No le escribas a los ciegos que pueden ver, no le escribas a los sordos que pueden oír. En todo caso escribe para ti y así siempre seras un éxito.

Recuerda que viajara tu carta, no importa si es mucho o poco, se moverá en el tiempo y en el espacio. Piensa un momento si eso que esta escrito sera lo mismo que pienses para cuando te lean... ¿no?... vuelve a empezar.

Vino y luz de noche... escribe como si estuviera ahí y pudiera oír lo que escribes. Cuando llegue al final de la hoja desee de corazón responder a tu carta, cuando lea la ultima silaba tenga ya lápiz y papel, pluma y papel, papel e imaginación, imaginación y tiempo... ese tiempo que estando juntos jamas, jamas te dedico.

sábado, 28 de abril de 2012

Finales apropiados para relaciones inapropiadas III.

Capitulo 3. Eso que guardas.

Estoy seguro que también guardas esos recuerdos gratos que se llevan muy dentro para no perderlos jamas, recuerdos que solo sacas de vez en cuando para disfrutarlos un poquito y volverlos a guardar, como el perfume fino que usas solo un poco y en ocasiones especiales, por el miedo que nos da que un día se acaben y no vuelvan jamas.

Quisiera saber si también me guardas, me gustaría saber que sensación te provoca ese recuerdo que aprisionas en lo mas profundo de tu corazón. Para mi representas tantas cosas que aun no se donde ponerte. Para mi eres ese camino que no he caminado, que resulta incierto; con un final inexplicable y que siento que debo terminar de recorrer. Eres el aroma que viene de todas partes y me inunda, el perfume que ahoga mi olfato, te recuerdo.

¿Que guardas en esa esquina de tus recuerdos?¿Cuales son los momentos que no olvidas? y que solo piensas a solas para evitar que te pregunten por esas lagrimas que recorren tus mejillas. ¿Me guardas entonces... como yo te guardo a ti?

martes, 17 de abril de 2012

Una posibilidad que se materializa.

La vida es solo una posibilidad materializada, no tiene un sentido especial, no existe un final glorioso, ni mucho menos una eternidad planeada, como unas vacaciones infinitas. Una linea recta que tiene un principio y un final, no se trata de un circulo o una linea que jamas termina. Todas las lineas que comienzan en el plano de lo real, terminan en el plano de lo real. Una vida no es mas importante que otra porque ninguna es importante; no hay un ser mas especial que otro porque ninguno es especial. Se acaba la misericordia al niño que se vuelve adulto, el tiempo borra el recuerdo del viejo que ha muerto, las guerras terminan y los héroes también se olvidan, el abuso se disipa, la mentira se esconde en el fondo de los corazones fríos que no dejan de latir, que no son atormentados por sus culpas que viven plenamente en paz como fueron concebidos. La justicia solo puede encontrarse en vida porque hasta la misma muerte resulta injusta.

Me gustaría mas que a nadie ser un hombre de fe, un creyente que saciara sus ansias de un futuro mejor rezando por el; pensar en un dios que prepara un camino, que conoce el destino y prepara la vida para que uno pueda llegar a el. Creer sin lugar a dudas que las cosas pasan por algo, pero las cosas no pasan por una razón premeditada. Todo lo que se vuelve real es simplemente como la vida, una posibilidad que se materializa.

viernes, 6 de abril de 2012

Por 4 estaciones

Subí (o baje) al metro en auditorio, porque es mi ruta habitual del trabajo a la casa. Llegue hasta al anden y fue entonces cuando recordé que podía abstraerme del ruidoso ambiente subterráneo y sus viajeros (pocos por cierto), saque de la bolsa del pantalón los audífonos y el celular, desenrede pacientemente los cables y los conecte, puse una canción al azar y empece a pensar en tantas cosas que realmente ya no recuerdo. Paso un momento. Al llegar el metro paso ferozmente frente a todos, parece siempre que no se detendrá, se detuvo y las puertas se abrieron. Unas personas salían, otros (como yo) entraban. Al entrar esta chica semidormida abrió los ojos y dirigió su mirada a mi. Yo no desvié la mía y ella acepto el reto durante apenas unos segundos, cerro sus ojos y siguió durmiendo, las puertas se cerraron y yo tome el asiento opuesto a donde estaba ella. Cuando el metro empezó a avanzar sucedió algo que no me esperaba, algo que cambio la noche por completo, el aire que se colaba por las pequeñas ventanas empujo hacia mi un aroma de ayer, una esencia que podía romper todas mis barreras, ese aroma tan tuyo, tan mio... tan de antes. La chica volvió a despertar y volvió a mirarme, era de ella; de quien mas si no. Le sonreí, quería decirle gracias por traerte a mi un instante, ella no sonrió solo volvió a dormir. Cerré los ojos y ahí estabas tu, tu si sonreías, la canción que sonaba trajo tus palabras a mis oídos, el aroma tu presencia. De auditorio a tacuba cada vez que el metro avanzaba tu imagen se imprimía un un poco mas en mis parpados, al cerrarlos podía verte. Finalmente tenia que bajar, la chica despertó, me volvió a ver, esta vez en mi sonrisa puse todo mi agradecimiento; ella entendió y también sonrió. "De nada" pude entender. "Gracias" a ella, a ti... al metro.

martes, 3 de abril de 2012

No soy normal.

Un día olvide que no soy normal y empece a encajar en esa ridícula vida que llevan los demás. Me mezcle tan bien con ellos que de pronto me sentí normal, con un trabajo mal pagado, con una novia ni muy linda ni muy fea, una casa vieja y siempre sucia, responsabilidades interminables, amistades falsas o verdaderas, con cervezas, resacas y pastillas.

¡Diablos hasta pensé en casarme y tener hijos!

Encontré una de esas patéticas zonas de confort, en donde no todo esta bien pero al menos sabes que las cosas no cambiaran inesperadamente, pero cambian. Me incomodaban las personas aun, pero sabia mover mis pensamientos a memorias mas relajantes, incluso aprendí a tolerar la chillona voz de mi pareja.

Pero como dije, no soy normal y aunque lo olvide alguna vez, hoy lo recordé. Llegue temprano del trabajo así que decidí no gastar en algo preparado y yo mismo preparar la cena, algo con vegetales solo para variar. Recibí una llamada de mi pareja, quería que fuera con ella a algún lugar (no recuerdo bien a donde):

- Anda cariño, nunca quieres salir conmigo- crac, dice eso cada vez que esta segura de convencerme y es que seguro me convencía.
- Cielo, no tengo deseos de salir, mejor ven aquí y preparare algo para los dos- y fui honesto.
- Voy para allá pero saldremos aunque sea un ratito- craaac, tenia la guerra perdida y fue desde el momento en que conteste el teléfono.

Continué en lo mio, tome un cuchillo, la tabla y pique algunas zanahorias. Pensaba en ese momento en como la convencería yo, estaba seguro de no querer salir; porque tenia que hacerme las cosas tan difíciles, craaaaac, soy un buen novio, salimos de vez en cuando, se que no soy el mas animado pero me esfuerzo, hay veces que solo quiero quedarme en mi casa y descansar, craaaaaac, maldita sea porque tiene que presionarme si sabe que esos lugares que frecuenta no me gustan, yo no le pido que haga cosas que no le gustan, craaaaaaaac. Escuche cuando la puerta se abrió y la vi entrar en su mirada se notaba esa seguridad que siempre tenia cuando venia por mi para llevarme a algún antro. CRAAAAAAAAAAAC.

El cuchillo se movía lentamente de arriba a abajo, en el ultimo movimiento su sangre salpico la cortina de la cocina, el cuchillo temblaba en mi mano y de pronto lo recordé: NO SOY NORMAL.

viernes, 30 de marzo de 2012

Finales apropiados para relaciones inapropiadas II

Capitulo 2. Aprendí a mentir, y por no mentirte a ti me mentí a mi mismo.

Todas las maravillas que contaste, todos los cuentos dulces que inventamos, cada final feliz en el que nos encontramos tantas tardes; ¿sabias que no llegarían? No se si lo sabia yo, debí haberlo sabido pero nunca me lo dije en serio. Me lo repetía con sarcasmo, me lo repetía fingiendo la verdad; mitiendome poquito para no creerme nada. ¿Lo sabias tu? ¿Así te lo decías también? ¿En que momento nos ocultamos eso que con tanto tiempo de anticipación conocíamos? La inevitable fractura. Tantas preguntas que hacerte y saber que a todas contestaras con una mentira. No importaba, ya sabia la única verdad que contaba. Y la ocultaba; la ocultábamos. Pero entre nosotros no existía esa mentira, porque en realidad ya lo sabíamos los dos. Pero me mentí a mi, al mundo... nunca a ti. Nunca aunque no lo dije, y es que en verdad te amaba. Por lo demás que importaba que el tiempo se agotara poco a poco. Que importaba que se volviera insostenible eso que construimos con tantas fallas pero con tantos deseos. Y mentirme se hizo cada vez mas sencillo porque lo aceptaba, lo aceptaba como una realidad mas, me decía que era eterno tanto como si me dijera que el sol sale al comenzar el día y se oculta durante la noche. Mentía con tanta seguridad que entonces lo creí. Es ahí donde se acumulaban mis problemas, porque la verdad nos alcanzaría, solo era cuestión de tiempo, pero cuando en un principio estaba preparado para afrontarte, después de mentirme para no mentirte a ti, me quede creyendo eso que tu ya sabias, aceptabas e incluso habías superado mucho antes que yo.

O quizás también te mentiste, o quizás aun te mientes; a lo mejor te engañas diciendo que ya no sientes mas nada por mi, yo aunque quiera no me creo esa mentira.