Powered By Blogger

domingo, 10 de julio de 2011

Feliz cumpleaños.

Parece vacio, lo sé, en la implacable distancia, física, temporal y sentimental que nos ha separado (con o sin culpables). Parece tonto, también lo sé, cuando si bien parece que no me importa en nada que pueda ser de ti. Parece una burla, y no lo es. No es vacio porque lo siento todavía con cada fibra de mi ser, quizá sea tonto, pero tu bien sabes que yo soy así. No sé si supiste algún día lo importante para mí que son las líneas que escribo, que dedico, que planeo detalladamente, esperando siempre despertar en ti algún sentimiento, culpa, enojo, satisfacción, alegría, miedo, la plena seguridad de lo que siento por ti. Sentarme a escribir todavía es por ti. No sé hasta cuándo. No lo deseo, así es, simplemente porque así soy. Lo que digo es que cada palabra podría sustituirse fácilmente por un franco, abierto y sencillo “te quiero” o “te necesito” o “eres parte de mi vida”, cualquiera que se te ocurra y que señale lo patético que soy por amarte, desearte y extrañarte en la distancia (esa que ya describí). Cerrar el círculo es para mí impensable, imposible e impermisible, no deseo terminarlo porque existe entonces la posibilidad de que en esta vida o en la que sigue, o en la que sigue de esa, te encuentre antes que todos esos demonios que nos atacaron; te encuentre antes y te susurre al oído “pase lo que pase no te separes de mi”, se que confiarías en mi. Sé que confías en mí. Aunque yo mismo pienso que ya es demasiado tarde, para esta y las siguientes vidas. Solo lo pienso. Pero las posibilidades son infinitas. Tantas que encontrarnos en ese beso que te pedí no suena tan ridículo, pintado en la imagen completa de nuestras vidas. No es un ruego, aunque lo parezca, es el latido intermitente de esa persona que fuimos y que no desea morir, que se quedo conmigo porque así yo lo decidí. Lo procuro como a un enfermo que espera la cura inalcanzable, que sea el tiempo el que termine con él. Si el riesgo es amargar mi existencia, aletargar mi felicidad, que así sea. Conocí muy poca, y la conocí contigo, qué más da que no la vuelva a encontrar. Parezco enfermo. Lo estoy. Espero que tu no, pero me temo que sí.

Pero este es un día de felicidad. Lo era entonces cuando podía hacerte reír, lo es ahora cuando no acierto ni en hacerte pensar en mi. Soy feliz de que nacieras, de que te conociera, de que hiciéramos pasar tantas cosas. En fin. Soy feliz porque es tu cumpleaños y espero que tu también seas feliz, al menos hoy. Al final de eso se trata este pergamino. De que sepas que “Feliz cumpleaños” no lo digo vacio, tonto, ni de burla.

No sé si abriste este mensaje, no sé si conseguiste leer hasta aquí. Lo voy a conservar. Como todas las líneas que te escribí, para cuando quieras leerlo de nuevo… o por primera vez.

No hay comentarios:

Publicar un comentario