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martes, 3 de abril de 2012

No soy normal.

Un día olvide que no soy normal y empece a encajar en esa ridícula vida que llevan los demás. Me mezcle tan bien con ellos que de pronto me sentí normal, con un trabajo mal pagado, con una novia ni muy linda ni muy fea, una casa vieja y siempre sucia, responsabilidades interminables, amistades falsas o verdaderas, con cervezas, resacas y pastillas.

¡Diablos hasta pensé en casarme y tener hijos!

Encontré una de esas patéticas zonas de confort, en donde no todo esta bien pero al menos sabes que las cosas no cambiaran inesperadamente, pero cambian. Me incomodaban las personas aun, pero sabia mover mis pensamientos a memorias mas relajantes, incluso aprendí a tolerar la chillona voz de mi pareja.

Pero como dije, no soy normal y aunque lo olvide alguna vez, hoy lo recordé. Llegue temprano del trabajo así que decidí no gastar en algo preparado y yo mismo preparar la cena, algo con vegetales solo para variar. Recibí una llamada de mi pareja, quería que fuera con ella a algún lugar (no recuerdo bien a donde):

- Anda cariño, nunca quieres salir conmigo- crac, dice eso cada vez que esta segura de convencerme y es que seguro me convencía.
- Cielo, no tengo deseos de salir, mejor ven aquí y preparare algo para los dos- y fui honesto.
- Voy para allá pero saldremos aunque sea un ratito- craaac, tenia la guerra perdida y fue desde el momento en que conteste el teléfono.

Continué en lo mio, tome un cuchillo, la tabla y pique algunas zanahorias. Pensaba en ese momento en como la convencería yo, estaba seguro de no querer salir; porque tenia que hacerme las cosas tan difíciles, craaaaac, soy un buen novio, salimos de vez en cuando, se que no soy el mas animado pero me esfuerzo, hay veces que solo quiero quedarme en mi casa y descansar, craaaaaac, maldita sea porque tiene que presionarme si sabe que esos lugares que frecuenta no me gustan, yo no le pido que haga cosas que no le gustan, craaaaaaaac. Escuche cuando la puerta se abrió y la vi entrar en su mirada se notaba esa seguridad que siempre tenia cuando venia por mi para llevarme a algún antro. CRAAAAAAAAAAAC.

El cuchillo se movía lentamente de arriba a abajo, en el ultimo movimiento su sangre salpico la cortina de la cocina, el cuchillo temblaba en mi mano y de pronto lo recordé: NO SOY NORMAL.

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